La perfección de la imperfección
Hoy vivimos en una época donde la inteligencia artificial, como GPT, nos ofrece la posibilidad de mejorar todo: desde un artículo, una idea, hasta un email. Es fascinante ver cómo una herramienta puede ayudarte a ordenar pensamientos, proponer estructuras o darle más claridad a lo que queres comunicar, devolviéndote una versión mas clara, ordenada, estandar, mas “perfecta” de lo que pensamos.
Pero me pregunto: ¿qué pasa cuando dejamos que todo pase por ese "filtro"?
Quizás el resultado sea impecable… pero a la vez, un poco mas anónimo? Mas prolijo, mas genérico y profesional… y, justamente por eso, menos auténtico?
La perfección tiende a borrar lo que nos distingue. En su afán de eliminar las irregularidades, también lima los bordes de nuestra identidad, tu voz, tu impronta, tu manera de decir y de sentir. Y sin esos bordes, sin esas marcas únicas, sigue siendo tu mensaje?
La paradoja es que lo que realmente nos hace únicos y "perfectos" es nuestra imperfección.
Ser auténticos no significa ser perfectos. Significa ser imperfectos de una manera irrepetible. Escribir con tus propias palabras, con tus giros, con tus dudas y hasta con tus errores, es lo que le da vida y sentido a lo que compartís.
GPT es un gran compañero para discutir ideas, desafiar tu punto de vista y encontrar ángulos nuevos, y eso está buenísimo, es un compañero esencial. Pero después, esta bueno animarnos a bajar todo eso y escribir con nuestras palabras que lo creemos, a dejar la huella con nuestras matices, incluso con esos “errores” que son en realidad marcas de autenticidad.
Porque la verdadera perfección quizás esté en ser imperfectamente uno mismo.
